El incremento de los Trastornos Mentales
– enfoque antropológico-espiritual, desde una perspectiva Bahá’í –
Autor: Dr. Daniel Ferioli Seragopián
Las Sociedades globalizadas post-modernas y sus síntomas; la alternativa de Comunidades basadas en Principios Espirituales.
Se presentan en las últimas décadas, cambios cuantitativos y cualitativos de las consultas en Salud Mental. Ha aumentado el número de consultas e internaciones, y se han agravado los modos de sufrimiento psíquico: lo más notable es el aumento epidémico de Depresiones y Suicidios.
Según la O.M.S. (informe 2012): “Los trastornos de Salud Mental y su incremento, son un fenómeno global en todas las regiones del mundo”. Propone la OMS, que este incremento casi epidémico, guarda relación con Problemas Económico-financieros, los Despidos, Deudas y Desahucios, la Ruptura de relaciones afectivas, y el Stress de la vida cotidiana.
También enuncia: “la influencia de las causas económicas, especialmente el desempleo y la falta de pagos, son la principal causa de suicidios.” Finalmente, que la depresión es la causa principal de enfermedad y discapacidad en todo el mundo.
Como se ve, la OMS propone causas de orden material, afectivo-emocional y del modo de existencia.
En las capitales del mundo (Londres, Paris, por ej), se registra en el Siglo XXI, una ‘crisis de camas’, aumentando la demanda de internación por los mismos pacientes. Se puede deducir, que ante cierto desamparo social (con presencia de Estados, pero ausencia de Comunidad), las crisis familiares (con ruptura de lazos y vínculos), las bruscas oscilaciones económicas, la anomia social pese al esfuerzo de los Estados (el cual varía según el gobierno de turno), el hospital público o la clínica privada pasan a ser un lugar de hospedaje, no sólo de tratamiento clínico. Y ya no sólo se internan las patologías clásicas como las psicosis, sino sobre todo las patologías que involucran riesgo suicida (ocurre un suicidio cada 40 segundos en el mundo) con diagnósticos presuntivos de Depresión Mayor o Trastorno Bipolar. Han aparecido también, los Trastornos Psicóticos por consumo de sustancias (marihuana, cocaína, pasta base, drogas sintéticas, etc.), sobre todo en jóvenes.
¿Qué ha sucedido para que aumente así el malestar psíquico y los síntomas psiquiátricos?
¿Cómo se llegó a un consumo de sustancias tan elevado y creciente, en la población joven?
¿Cómo ha crecido tan abruptamente el llamado ‘ataque de pánico’?
¿Por qué se incrementó tanto la Depresión, de modo de convertirse en la ‘enfermedad del siglo XXI’?
¿Qué significado socio-cultural tiene el aumento notable del intento de suicidio y el suicidio, sobre todo en adolescentes?(por cada suicidio pueden existir al menos diez intentos o más).
Téngase en cuenta que se calcula que por cada asesinato informado en los Medios Masivos, existen cuatro suicidios que se desconocen o no se difunden. Vemos que por algo, el suicidio no es noticia.
Proponemos en principio y como marco general, que se trata de un problema de la mentalidad o subjetividad de época, y no sólo o no tanto del sujeto individual que se presenta a la consulta.
Un terapeuta no trata sólo los problemas personales de sus pacientes, sino los problemas de una época en sus pacientes, los cuales fueron atravesados por la cultura y el modo de existencia epocal.
Respecto del núcleo familiar, (y aunque se disuelve progresivamente la familia nuclear standard) podemos pensar que un hijo no es sólo hijo de sus padres, sino también es hijo de una época. Y como existen intensas y aceleradas mutaciones culturales cada pocos años, éstas impactan fuertemente en la mentalidad adolescente, con un ‘generational gap’ cada vez mayor.
Puede suponerse que los trastornos mencionados, guardan una relación, (entre otras causas y concausas) con los cambios socio-culturales, notables y veloces, que han venido sucediendo en nuestras sociedades, que se caracterizan por la notable ausencia de una cultura espiritual.
Siempre han existido cambios, pero hacemos un hincapié en la velocidad e intensidad de los mismos, teniendo en cuenta, que disponemos del ‘mismo cerebro’, en líneas generales, que en siglos pasados (aunque no los mismos microcircuitos neuronales). Se ha calculado que un ser humano del Medioevo, contenía en toda su vida la información que hay en un solo periódico de domingo actualmente.
Nuestras sociedades de la Modernidad Tardía, han tenido un notable desarrollo material, ligado a la lógica de producción/consumo, donde se destacan y priorizan los cambios veloces de tipo tecnológico, pero con la producción inmoderada de nuevos objetos. Se propone que este tipo de cambios de nuestra civilización material (y materialista), han producido una mutación en el modo de relación entre seres humanos. Pareciera que los seres humanos precisamos de objetos nuevos y consumo: una creencia de necesidad, que en estos tiempos de pandemia, se encuentra en suspenso.
Este tipo de mentalidad, que se produjo en nuestras civilizaciones, con un modelo de desarrollo material y materialista que tiende al consumo, se propone que aún no ha sido acompañada por un desarrollo espiritual de las relaciones humanas acorde y adecuado a los mencionados cambios.
Preguntas abiertas
¿Qué aportaría una cultura espiritual a la Humanidad y sus problemas concretos?
¿En qué sentido, y de qué modo, lo espiritual influye en los trastornos mentales, conllevando cierto grado de beneficio y bienestar psíquicos?
¿Cómo suponemos que la falta de Principios Espirituales y de Comunidades, ha influido en el campo socio-cultural, de modo tal que conllevó un notable incremento de los Trastornos Mentales?
Caracterizaremos a las Sociedades Modernas como Sociedades de Estado, de Mercado y de Individuos; donde los Estados-nación presidencialistas, con sus democracias inacabadas y defectuosas, que no ha parado de generar guerras e invertir en armamentos, no favorecen el desarrollo (o lo impiden), de Lógicas Comunitarias. Y la construcción de Comunidad basada en principios espirituales, con sus ciudadanos tomando decisiones en cuerpos colegiados como las Asambleas, conllevarían un bienestar mental que no permite el aislamiento de individuos en soledad depresiva, y funda un lazo solidario ante problemas en los que hoy el individuo aislado se percibe como solo y sin futuro.
Comunidad (y no sólo Sociedad), Asambleas locales, nacionales y una Mundial, Familia, y lazos de amistad solidarios, evitarían o mejorarían las cuatro causas que menciona la OMS, y sus consecuencias.
Se comprueba que la patología mental grave, fue siempre precedida por el aislamiento individual.
Sociedad de Mercado: favorece el extremo de riqueza concentrada y pobreza extendida. La globalización inequitativa, condujo a la mayor concentración de riqueza en una minoría, y al empobrecimiento relativo de las mayorías, conllevando creciente desigualdad.
Los seres humanos, “han imaginado que su grandeza consiste en la acumulación de bienes mundanos por cualquier medio a su alcance” (Abdul Bahá). El mismo autor, señala: “La riqueza es muy encomiable, siempre que toda la población sea rica” Abdul Bahá, El secreto de la civilización divina. Ed. Ebila, Bs.As.
Sociedad de Individuos: Se propone aquí una diferencia fundamental entre lo que constituye una sociedad de individuos, y una comunidad de miembros que la conformen. En nuestras sociedades modernas, se produce y reproduce una mentalidad individual, con un régimen de intercambios de diverso tipo (económicos, interpersonales, culturales, etc), y variados robos disimulados o estafas.
En una Comunidad en cambio, se produce una mentalidad comunitaria. Y en lugar del simple intercambio ligado frecuentemente al interés, funciona la denominada práctica del don, ligado a las ideas de amor, justicia y solidaridad. Notamos que en nuestras sociedades de individuos, han disminuido aquellos diálogos inteligentes y afectivos de las relaciones humanas espontáneas: familiares, institucionales, de pareja, o simples vínculos de amistad, incluso con desconocidos.
Por otra parte, nos habita en general, un rechazo a la finitud, lo cual da síntomas de época. De modo que hasta que no se resuelva la angustia de muerte de la conciencia de la finitud, (por una vía de tipo espiritual), se seguirá creyendo que sólo somos este cuerpo material, sujeto a la finitud.
Agregamos a esta hipótesis, que uno de los modos de rechazar la finitud, consistiría en la mencionada producción material irracional, de objetos. Incluso la acumulación excesiva de dinero, pareciera un síntoma del materialismo irracional. Tal vez la producción de objetos y acumulación de dinero, sea un síntoma inconsciente, un modo imaginario, de superar la misma muerte, o evitar pensar en ella.
Si bien nos hemos sobre-desarrollado material y tecnológicamente,
nos hemos sub-desarrollado en términos de la espiritualidad de las relaciones humanas.
Existe una relación entre los principios espirituales y la construcción de Salud Mental.
Entendemos aquí la Salud Mental, como el proceso de producción de bienestar psíquico.
Los principios espirituales a considerar, serían muy simples pero poco frecuentes en una civilización material: se trata de principios del orden del amor, justicia, verdad, sinceridad, solidaridad, unidad…
Se propone que los principios espirituales, conducen a la creación progresiva de una civilización espiritual y no sólo material, un modelo de desarrollo ecológico y lógico, basado en las necesidades de nuestros congéneres y no en la mera producción de objetos rentables, de forma que se crezca sólo con justicia a nivel global, y por tanto ocurra el despliegue progresivo de un nuevo modo de existencia, una mentalidad espiritual y comunitaria, que reduciría, según esta hipótesis, la creciente epidemiología de trastornos mentales que como punta de iceberg se representan en el suicidio.
El mencionado bienestar psíquico se potenciaría aún más, si dichos principios funcionaran en el espacio de una comunidad ya constituida, o que se instituya como tal. Donde las personas puedan dar su tiempo y su escucha al otro; y también puedan dar al otro sus palabras.
Conclusiones parciales
Vivimos una crisis global de la civilización material, producida por nuestras Sociedades Modernas Globalizadas, y su respectivo modelo de desarrollo. Un espectro de síntomas de esta crisis se manifiesta en el incremento de los Trastornos Mentales y los Problemas Ecológicos. Desatacamos que las guerras casi continuas en el planeta, donde intervienen Estado y Mercado en su generación, dejan además de los daños materiales, trastornos mentales de largo alcance y huellas de violencia que se van activando por décadas y generaciones. Una especificidad psiquiátrica por guerras o violencia, es el Trastorno de Stress Post-traumático y Transgeneracional. Hacemos foco en el aumento global del narcotráfico y el consumo de sustancias (donde también intervienen Estado y Mercado), que entre otros efectos dañinos, condujo a un incremento sideral de las Trastornos Psicóticos que demandan internación.
Así como se ha globalizado la Comunicación, el Comercio, y el Mercantilismo económico-financiero, la Humanidad precisa la globalización de principios espirituales y un retorno a lo Sagrado en la Cultura, que contrarreste el escenario actual. Y que conduzcan gradualmente al desarrollo armónico de una nueva civilización espiritual, pero ya a escala global, a modo de una nueva Era de la Humanidad.
El desafío sería la construcción de una civilización humana basada en principios espirituales que tome forma al modo de una Comunidad mundial y global.