La última semana de enero -26 al 31 de enero- se llevó adelante el campamento de jóvenes en la localidad de La Plata, en una hermosa quinta camino a Magdalena, lugar que permitió convivir con la naturaleza y contribuir a un ambiente de paz. Participaron 13 jóvenes de la región Este, acompañados por tutores y amigos que colaboraron con la cocina y la logística.
El campamento, que se realiza cada año, contó con jóvenes de la comunidad bahá’í y que invitaron a sus amigos para compartir las enseñanzas de la fe y el espíritu del propósito que infunden, en el anhelo por construir un mundo mejor. Para ello, no sólo existe este espacio de verano, sino que el servicio se realiza de manera constante, en sus barrios, educando espiritualmente a los más pequeños, realizando consultas que buscan el mejoramiento de su entorno, e invitando a la oración y devoción en reuniones de jóvenes; poniendo de manifiesto el poder transformador de la sociedad que posee la Fe.
Los jóvenes dedican tiempo y esfuerzo al estudio para acrecentar su conocimiento y capacitarse para servir a una civilización en continuo progreso. En este marco, se propusieron algunos objetivos, por un lado, avanzar de manera intensiva en la secuencia de libros que los capacitan para el servicio; por otro, llevar a la acción lo aprendido a través de prácticas en el campo; y, por último, todo ello en un ambiente empoderador y espiritualmente elevado, que brindó a los jóvenes un horizonte de la sociedad que puede construirse con el aporte de todos.
Sin embargo, la estadía en la quinta camino a Magdalena, donde se llevó a cabo el campamento, no sólo se enfocó en el estudio intensivo y el servicio, sino que también se abrió un espacio para la diversión sana: había espacios de recreación, pileta, básquet, fútbol, montar a caballo y juegos cooperativos, que fortalecieron los lazos de amistad y proveyeron el escenario donde vivir lo que estaban aprendiendo.
“Es de suma alegría para nosotros compartir con todos ustedes los maravillosos avances que cada uno de estos jóvenes obtuvo en este campamento, siendo la oración un aspecto trascendental para su accionar diario, transformando el ambiente inicial y al cual muchos están acostumbrados a vivir.” Resaltó una de las coordinadoras del campamento, y agregó que “mediante la elaboración en el primer día de algunas pautas para la convivencia realizada por ellos mismos, hablando del respeto, camaradería, amor, veracidad, el tener una lengua amable, es decir, las cualidades espirituales necesarias para ponerlas en acción durante el campamento y así construir entre todos un ambiente de armonía y paz. Cada uno asumió el compromiso de llevar adelante estas pautas y conforme pasaban las horas se notaba este efecto transformador en ellos. La puntualidad fue un rasgo distintivo de este grupo de jóvenes lo cual contribuyó enormemente al desarrollo adecuado del programa.”
Para cerrar, uno de los jóvenes que asistió al campamento expresó: “pasé por muchos procesos, desarrollé cualidades, forjé nuevos lazos, reafirmé Fe y comprendí muchas cosas que no entendía”