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La Declaración de Bahá’u’lláh en el Jardín de Ridván

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6 mayo, 2021

El 22 de Abril de 1863, durante el equinoccio vernal, Bahá’u’lláh (La Gloria de Dios), en la víspera de Su destierro a Constantinopla (capital del Imperio Otomano), declaró Su Misión y proclamó que el Día de Dios había llegado. Día tan bendito, tan añorado por los Profetas y Elegidos de Dios.

En ese preciso momento, se magnifica el día y la hora de Su Declaración revelando Su misterio a la humanidad, para que todos los seres recibieran la porción de la Gloria Divina que Dios había decretado para ellos, como el regalo más preciado.

La forma como se materializó el Acto de la Declaración de la Misión de Bahá’u’lláh se desconoce. Sin embargo, Aquel histórico Día, aunque Bahá’u’lláh ya había aludido a Su condición y se había identificado con las Palabras de Dios reveladas en Sus Tablas, jamás se había referido a Sí mismo como “Aquel a Quien Dios Manifestará”.

Fue en el curso de Su estancia en un hermoso jardín de propiedad de Najib Pashá, personalidad de aquella época, cuando de manera inequívoca Bahá’u’lláh reclamó ser

“Aquel cuyo Advenimiento había proclamado El Báb, por Quien Él se había sacrificado y establecido una Alianza con Sus seguidores.”

Este hermoso jardín estaba en su máxima belleza con los rosales llenos de flores atrayendo el gorjeo de cientos y cientos de ruiseñores. Desde entonces este jardín fue conocido como el “Jardín de Ridván” (Paraíso) y los doce Días que Bahá’u’lláh permaneció en el mismo, desde el 21 de Abril al 2 de Mayo de 1863, se conmemora como la “Fiesta de Ridván”, también conocida como “la Fiesta de la Rosa”, “la Más Grande Fiesta”, “la Reina de las Fiestas” y “la Fiesta de Dios”.

De esos doce Días que Bahá’u’lláh permaneció en el Jardín, tres se consideran Días Sagrados.

Según nos indica el Calendario Bahá’í, el presente año las fechas conmemorativas son:

El Primer Día……………………………..20 de Abril

El Noveno Día……………………………28 de Abril

El Duodécimo Día……………………….1° de Mayo

El Primer Día, siendo las 3:00pm y diecinueve (19) años después de la Declaración de El Báb, Bahá’u’lláh anunció a un grupo de Sus discípulos que Él era el Escogido de Dios, el Prometido de todos los Profetas, cuyo Advenimiento había sido anunciado por El Báb.

Ese día El Arca Carmesí (La Causa de Bahá’u’lláh) fue proclamada y la Comunidad del Más Grande Nombre surge cuando los seguidores de Bahá’u’lláh reconocieron Su posición.

Ese día fue uno de los más trascendentales en la vida de Bahá’u’lláh siendo la Declaración Misma de Su Misión, el mayor acontecimiento de Su Ministerio, ya que tres afirmaciones importantes tuvieron lugar:

  • La primera, la prohibición del uso de la espada en Su Dispensación, y en su lugar, la lengua del creyente que enseña la Causa, es la más poderosa espada, pues Sus Palabras están dotadas de un poder que puede apartar de los corazones los velos de la ignorancia.
  • La segunda afirmación, fue que ninguna otra Manifestación de Dios aparecería antes de mil años, inaugurando un Nuevo Ciclo Universal conocido como “el Ciclo Bahá’í” que ha de durar 5,000 siglos o 500,000 años. Durante este nuevo Ciclo aparecerán varias Manifestaciones de Dios, Quienes si bien habrán de fundar religiones independientes, recibirán su inspiración de Bahá’u’lláh.
  • La tercera afirmación, aseguraba que en el momento en que Bahá’u’lláh pronunció aquellas Palabras, todos los Nombres y Atributos de Dios fueron completamente manifestados dentro de todas las cosas creadas, dando a entender que había llegado el Nuevo Día y una Nueva capacidad había sido infundida en todos los seres.

El Noveno Día de Ridván, toda la familia de Bahá’u’lláh se unió a Él y participó en el regocijo de Su Declaración. Finalmente, el Duodécimo Día de Ridván, fue el día de la despedida final, cuando Bahá’u’lláh inicia Su destierro hacia Constantinopla, por orden del gobierno de Turquía y a pedido del gobierno de Irán.

Y así, montado sobre Su corcel, un semental ruano de la más fina sangre, el mejor que pudieron comprar para Él Sus amantes, y dejando tras de Sí una reverente multitud de fervorosos admiradores, salió Él cabalgando en la primera etapa de un viaje que habría de llevarle a la ciudad de Constantinopla.

La Declaración de Bahá’u’lláh en el Jardín de Ridván puede ser considerada como el apogeo de los 10 años de Revelación y la consumación de la Primera Fase de Su Ministerio.

Aquel Día, Bahá’u’lláh inauguró el Día de Dios, Día que el alma de todos los Profetas y Elegidos y los Santos habían deseado presenciar. La Mano de la Omnipotencia despojó Su Semblante de una “miríadas de velos de luz” derramando sobre los hombres un vislumbre de Su Poder y Gloria, y abriendo ante ellos un nuevo capítulo en la vida de este planeta.

Bahá’u’lláh afirma que ese día “las brisas del perdón soplaron sobre toda la creación y todas las cosas fueron sumergidas en el mar de purificación”.

Las energías espirituales liberadas en el momento de Su Declaración confirieron una Nueva capacidad a la raza humana, de modo que cada uno de sus miembros, sin distinción de raza, color, educación o descendencia, quedó capacitado para reconocer el Mensaje de Dios para este Día y desempeñar su parte en el establecimiento del Nuevo Orden Mundial de Bahá’u’lláh,…Divino en Su Origen… Omnímodo en Sus alcances, …equitativo en Sus Principios y… desafiante en Sus rasgos.

Sobre la base de este viejo orden en ruinas, los leales defensores de Bahá’u’lláh, estamos erigiendo en el ámbito local, nacional e internacional, las pujantes instituciones de un Nuevo Orden Administrativo, con la plena confianza de que las energías latentes de Su Revelación acabarán por transformar, mediante el Poder Divino, el estado de una sociedad, hoy desilusionada e inestable, pero que está destinada a alcanzar en los próximos siglos, el largamente esperado Reino de Dios sobre la tierra: LA EDAD DE ORO.

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