Todos los padres y madres si hay algo que anhelamos de manera unánime es que nuestros hijos sean felices; pero con frecuencia no acertamos el modo de guiarlos hacia ese objetivo primordial.
La felicidad es una virtud y la familia es el lugar donde deben aprenderse todas las virtudes. Este aprendizaje sin duda, es la base para la felicidad futura de nuestros hijos. De otro modo, sin amor, justicia, veracidad y paciencia… ¿Cómo lograr la tan anhelada felicidad?
Proponemos aquí una serie de consejos basados en el libro del Dr. ´Alí Akbar Furután, -Madres, Padres e Hijos- , acercando una guía práctica, un mapa con el cual orientarnos en tan desafiante tarea.
Si le interesa la propuesta, le proponemos desde el comienzo compartir estas ideas con toda la familia.
Para comenzar pensaremos a la familia como una Unidad orgánica.
Así como el cuerpo funciona físicamente, donde cada órgano es vital para el conjunto, la familia funciona espiritualmente, y cada uno de sus miembros es fuente de aprendizaje, regocijo o dolor para el conjunto. El cuerpo es una unidad material, la familia es una unidad espiritual. Nos unen lazos invisibles como el amor, la cooperación, la alegría, el conocimiento íntimo de cada uno que nos da compartir la vida.
Ahora bien, el funcionamiento, armonioso o no, es tan visible como lo es una enfermedad en el cuerpo, aunque el padecimiento también es del mismo orden que la naturaleza de los lazos que nos unen: espiritual, aunque invisible tan real como la alegría o la tristeza.
Primer consejo práctico
El orden y la disciplina necesarios para el equilibrio.
“Habéis sido creados para mostrar amor uno al otro …”
El filósofo Herbert Spencer presentó a la familia como la primera unidad de una sociedad orgánica, y el Maestro ´Abdu´l-Bahá nos enseña que en toda la naturaleza, en el orden del universo mismo es la atracción, la fuerza del amor la que mantiene esa unidad. Tanto a nivel de un país, como a nivel del cuerpo mismo, vemos que existen leyes para su funcionamiento armonioso y en equilibrio. Es necesario establecer un orden con pautas claras, para que sea posible la equidad y la justicia, para valorar la responsabilidad y la disciplina y que los derechos de todos y cada uno tengan lugar. Así el amor encontrará un lugar para crecer. La falta de leyes y pautas claras sólo traerán caos y con él la anarquía en la que todo se degrada y lastima, como a nivel de un país, de una sociedad o de un organismo podemos verificarlo.
Así en la familia también es necesario establecer pautas, leyes, orden y disciplina para que el equilibrio y la armonía, el crecimiento y progreso sean posibles.
Así como el crecimiento del cuerpo tiene condiciones, el crecimiento de la familia también. Para que nuestros hijos crezcan con el sentido de la justicia, la responsabilidad, el derecho, el orden y la equidad, debemos establecer reglas que se cumplan en equipo, un orden y disciplina sin el cual no podemos funcionar armónicamente y los lazos de amor se lastiman.
A continuación, Consejos prácticos para establecer Leyes y pautas que podamos cumplir entre los miembros de nuestra familia.
Consejo número 1
-Debemos acordar con claridad las pautas y leyes de nuestro hogar, en función de su importancia para la felicidad.
Podemos pensar en tres para comenzar, por ejemplo:
- Ser sinceros y manejarnos con honestidad,
- Tratarnos amorosamente y con respeto,
- Ser responsables de nuestras tareas realizándolas con excelencia pueden ser un ejemplo.
Pregunta de reflexión para la familia:
-¿Qué pautas cotidianas permiten el buen funcionamiento, bienestar y armonía entre todos? Piensen al menos tres.
Consejo número 2
También deben ser claras las consecuencias de no observar estas leyes y pautas, antes de ser transgredidas. Estas “consecuencias” deben ser moderadas y estar directamente relacionadas con las faltas que las producen (ahondaremos en estas estrategias más adelante; pero cada familia puede ir pensando las suyas).
Por ejemplo, no he cumplido con mi responsabilidad de llegar a tiempo a la cena; al día siguiente deberé llegar 10 minutos antes y poner la mesa; u otras medidas creativas aceptadas por el grupo en su totalidad.
Pregunta de reflexión:
-¿Qué sucede si alguno de los miembros no respeta una de las pautas?
Consejo número 3
-Cada uno de los miembros de la familia debe tener sus responsabilidades de acuerdo a sus capacidades. Estas responsabilidades deben darse con el tiempo necesario para el aprendizaje. Se debe enseñar al niño cómo se lleva adelante la tarea que le encomendamos: hacerlo juntos primero, supervisar cómo lo hace solo, y estar atentos finalmente hasta verificar que lo hace con soltura y naturalidad. Recién en ese momento está en condiciones de cumplir con lo que le hemos pedido. Pedir algo sin enseñar cómo hacerlo es asegurar un sentimiento de frustración y fracaso para todos. Debemos tomarnos el tiempo de la enseñanza y el acompañamiento para lograrlo.
Pregunta de reflexión:- ¿Qué rol en el equipo juega cada uno?
Consejo número 4
Debe ser clara la importancia de la tarea que se encomienda en relación al conjunto, tal como en el cuerpo, ningún órgano deja de funcionar sin consecuencias para los otros.
La familia es una pequeña sociedad, o la parte más pequeña de la sociedad, la cooperación y la reciprocidad nos permiten grandes logros, que solos nunca serían posibles. Si pensamos en nuestro cuerpo, cualquiera de sus funciones no sería posible sin todas las demás… Así los pies no podrían caminar sin la vista, y cada órgano no podría funcionar sin los nutrientes que le proveen todos los aparatos y sistemas internos desde los pulmones hasta el estómago y el cerebro.
Pregunta de reflexión: ¿Por qué es importante mi tarea?
Consejo número 5
Es de suma importancia, reconocer y premiar el esfuerzo hecho por cumplir la tarea encomendada, reflexionando y comprobando el porqué de su importancia. Es tan importante premiar el esfuerzo y las virtudes empeñadas para el logro de una responsabilidad, como el castigo por negligencia en su cumplimiento.
“Según las enseñanzas de Bahá’u’lláh, siendo la familia una unidad humana, debe educarse de acuerdo a las reglas de la santidad. A la familia deben enseñarle todas las virtudes. La integridad del lazo familiar debe tenerse en cuenta constantemente y los derechos de sus miembros individuales no deben ser transgredidos. Los derechos del hijo, del padre, de la madre, ninguno de ellos debe ser transgredido, ninguno de ellos debe ser arbitrario. Así como el hijo tiene ciertas obligaciones hacia su padre, de igual modo el padre tiene ciertas obligaciones hacia su hijo. La madre, la hermana y los otros miembros del hogar tienen sus prerrogativas precisas. Todos estos derechos y prerrogativas deben ser mantenidos, pero debe defenderse la unidad de la familia. El agravio a uno debe ser considerado como el agravio a todos; la comodidad de cada uno, como la comodidad de todos; el honor de uno, como el honor de todos”.
‘Abdu’l-Bahá