Buenos Aires, Argentina
RESUMEN DE LA CHARLA DE IRADJ EGHRARI
Queridos amigos, la reunión tuvo un carácter internacional y fue sumamente exitosa y bendecida con la participación de 58 personas, de las cuales 13 eran simpatizantes y amigos. Una de estas personas llamó con gran emoción a quién la había invitado para agradecerle esta oportunidad.
Contamos con la presencia virtual de los queridos amigos de Perú, Bolivia, Chile, Colombia, Brasil, Canadá, Inglaterra y Alemania, además de los amigos de Argentina, -Capital y Gran Buenos Aires, Burzaco, Ramos Mejía, Castelar, Merlo- al igual que las provincias de Rosario, Córdoba, San Juan, San Luis y Mendoza.
Iradlj Eghrari comenzó la charla señalando que el coronavirus es un puntapié que nos lleva, no solamente a su aspecto sanitario, sino a comprender cómo la gobernabilidad a nivel mundial está fallando. La cuarentena nos ha permitido darnos cuenta de que las verdaderas necesidades del ser humano son mucho menos de las que hemos considerado necesarias.
“Esta crisis económica sin precedentes, sumada a la quiebra social que ella misma ha propiciado, refleja una concepción de la naturaleza humana profundamente equivocada. Las respuestas que los incentivos del orden actual han despertado en las personas no sólo se revelan inadecuadas, sino que, a la vista de los acontecimientos mundiales, parecen insignificantes. Se comprueba pues que si el desarrollo de la sociedad no encuentra propósito más allá de la simple mejora de las condiciones materiales, fracasará incluso en la consecución de estas metas. Dicho propósito debe buscarse en horizontes espirituales de la vida y de la motivación que trasciendan el paisaje económico, siempre cambiante, y abandonen la división en sociedades “desarrolladas” y “en desarrollo”, una categorización impuesta artificialmente”(1)
“El pensamiento económico se enfrenta en la crisis medioambiental a un reto similar. Ha quedado al descubierto, fría y objetivamente, lo falaz de ciertas teorías fundadas en la creencia de que la naturaleza no conoce límites a su capacidad de satisfacer cualquier exigencia que los seres humanos le impongan…. Asimismo, son inadecuados los enfoques económicos carentes del instrumental necesario para enfrentarse al hecho de que la mayoría de los grandes retos son de alcance global antes que particular” (1)
Una nueva gobernabilidad necesita capacidades muy elevadas en el liderazgo, y de nuevas estructuras e instituciones, y esa elevada calidad de liderazgo tiene lugar en la sensibilidad y una visión clara del ser humano y sus capacidades latentes. Ese liderazgo tiene que estar asentado en valores.
La adquisición de cualidades espirituales y la implementación de valores, constituye un requisito indispensable en sus tres dimensiones, que abarca a los gobernantes, las estructuras, al igual que aquellos quienes son gobernados… Un ejemplo es la humildad, cualidad impensada por un gobernante de nuestros días, sin embargo, ‘Abdu’l-Bahá nos ha dado un ejemplo de la humildad que no procede de ninguna debilidad:
“Una vez cuando un niño Le preguntó por qué todos los ríos de la tierra fluyen hacia el océano, dijo: “Porque se coloca más bajo que todos ellos y de este modo los atrae hacia sí” (2)
Hay necesidad de una visión clara para una nueva gobernabilidad, y a través de esta crisis sanitaria podemos darnos cuenta de la urgente necesidad de la unicidad de la humanidad porque somos seres interdependientes, un todo orgánico, porque esa falta de visión de la unidad es la que nos ha llevado a un individualismo agresivo y desorientado por el debilitamiento de pautas morales y valores espirituales. Vivimos en una sociedad desigual, y para desarrollar la equidad es necesaria la visualización de la unidad, para lo cual tenemos que crear una masa crítica, que tenga humildad y honradez, entre otros valores.
En palabras de Shoghi Effendi
…”el principio de la Unicidad de la Humanidad –eje en torno al cual giran todas las enseñanzas de Bahá’u’lláh– no es un mero brote de sentimentalismo ignorante o una expresión de esperanzas vagas y piadosas… implica un cambio orgánico en la estructura de la sociedad actual, un cambio tal como el mundo jamás ha experimentado”.(3)
“La tarea de concebir una estrategia de desarrollo global que acelere la madurez de la humanidad conlleva el desafío de remodelar radicalmente todas las instituciones de la sociedad. Los protagonistas a los que este reto se dirige son todos los habitantes del planeta: la humanidad en general, los gobernantes de todas las categorías, las personas que trabajan en organismos de coordinación internacional, los científicos y los pensadores sociales, todos los que estén dotados de talento artístico o relacionados con los medios de comunicación, y los líderes de las organizaciones no gubernamentales” (1)
El paso de la adolescencia a la madurez de la humanidad se puede entender en términos de estos dos procesos paralelos inherentes a todo cambio profundo. Los dos procesos de integración y desintegración están en acción.
Una parábola de la Biblia dice que… “No se puede echar vino nuevo en odres viejos”. Se va un mundo, y viene otro -nuevo- que se debate por nacer. Los hábitos, actitudes e instituciones que los siglos han acumulado se ven sometidos a pruebas tan necesarias para el desarrollo humano como inevitables…
”Su realización se aproxima rápidamente y nada que no sea un poder originado en Dios conseguirá establecerlo” (2).
(1) Prosperidad Mundial.
(2) Howard Colby Ives, Portales a la Libertad, p. 47.
(3) La Meta de un Nuevo Orden Mundial, p. 8-9.